miércoles, 27 de junio de 2007

Claves de la alfabetización digital

Ed. Ariel, Fundación Telefónica
Coord. Rafael Casado.

Bloque IVº. Experiencias.
La alfabetización digital en los colectivos en riesgo de exclusión:
Fundación Esplai - Pedro Aguilera Cortés.

A continuación citaré algunos pasajes del texto y los relacionaré con el caso concreto del Punto Òmnia de Servei Solidari.

1.
"Cuando empezamos a plantear el trabajo de las ONG en la alfabetización digital recordamos aquello que ocurre cuando nuestros hijos llegan a casa y dicen que tienen que hacer un trabajo: lo primero es establecer de qué recursos familiares podemos disponer y cuáles podrían ser útiles para ese trabajo y cuáles no. En los barrios más marginales de este país, ese planteamiento no es posible, y no lo es por dos motivos muy evidentes: la mayoría de las familias no tienen ordenador en casa y la mayoría de los padres no tienen ningún interés en saber qué pasa en el colegio y cómo pueden ayudar a sus hijos. De hecho, la gran excusa es: “eso te lo tienen que enseñar en el colegio. Yo tengo que estar por otras cosas”. Por supuesto, eso no motiva absolutamente nada para acceder a las nuevas tecnologías o para facilitar la inclusión social y la e-inclusión."
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El Raval de Barcelona, donde se encuentra la sede de Servei Solidari, es históricamente un barrio popular. Según qué subáreas se tomen en consideración, y dependiendo de quién opina, puede ser considerado un barrio marginal o fashion-alternativo-cosmopolita etc. ahora, tratándose aquí de lucha a la exclusión social, haremos como si fuera un barrio marginal al "estilo clásico" y punto, dejando de un lado por un momento los museos, las galerías, las boutiques y los locales modernos (léase: gentrificación, pero esa es otra historia).
Pues bien, mi experiencia específica como trabajadora en una entidad de barrio en constante contacto con los "excluidos" desmiente en parte cuanto afirmaba más arriba el autor del texto. Creo que es extremadamente necesario no caer en la facil identificación marginalidad social = pobreza intelectual. Una cosa es no disponer de los medios (la mayoría de las familias no tienen ordenador en casa), otra bien distinta es la completa falta de predisposición y de intenciones (la mayoría de los padres no tienen ningún interés en saber qué pasa en el colegio y cómo pueden ayudar a sus hijos).
Lo primero que hay que señalar es que a menudo los chicos más jóvenes se manejan muy bien con las TIC: pueden que no hayan leido una novela en su vida pero es muy probable que sepan utilizar el messenger, por ejemplo.
Segundo, la capacidad de influencia que los hijos tienen sobre sus padres es bastante fuerte, y actua también en este ámbito. Ahora mismo estoy trabajando (trasmito desde la recepción de Servei Solidari, en directo desde el campo de observación. Magia de la informática) y acaban de pasar al Aula Abierta una madre y una hija de unos 12 años: es la segunda la que ayuda a la primera a utilizar el pc, y no al revés. Los niños aprenden mucho más rápidamente que los adultos, y los prueba el hecho de que esta señora, que es polaca, lleva aquí viviendo un par de años y su castellano es bastante elemental, mientras que la hija llegó hace apenas 7 meses y habla muy fluentemente; en la mayoría de los casos, con las TIC pasa lo mismo.
Recuerdo otra señora ecuatoriana que venía a clase la primavera pasada: había decidido apuntarse a un curso porque quería poder estar al mismo nivel que su hija adolescente, para poder ayudarla en los deberes pero también para demostrarle que su madre también era capaz de utilizar las herramientas informáticas, que era una mamá moderna. Quería poder comunicarse por ordenador con los suyos en Ecuador y no necesitar la asistencia de nadie, menos de su hija, para poder abrir y cerrar el programa de chat.
No estoy en absoluto diciendo que situaciones como las descritas por Pedro Aguilera no existan, sólo digo que no son las únicas: afirmar lo contrario me parece demasiado simple e incluso podría ser contraproducente, porque en el fondo se seguirían reproduciendo los argumentos que alimentan el estigma: los hijos sin apoyo en el ambiente doméstico, dejando que alguien más se haga cargo de su formación, las excusas que buscan unos padres "nada motivados" etc.
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2.
"Cuando hablamos de sectores que no están afectados por la exclusión social, los hábitos de trabajo intelectual, en general, son manifiestos. En cambio, eso no se da en personas con riesgo de exclusión social, en las minorías étnicas, en personas que llevan en el paro mucho tiempo, en las mujeres mayores de 45 años, etc."
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Otras generalizaciones que me parecen poco útiles. Por un lado se situarían los sectores con "hábitos de trabajo intelectual" (clase media autóctona, presupongo). Por el otro lado los colectivos en riesgo de exclusión social. La confusión, a mi parecer, nace de la mecánica identificación del nivel cultural (léase: educación y formación) con la exclusión social. Es cierto que en muchos casos los dos factores coinciden, sin embargo es importante considerar que existen otros aspectos que afectan el grado de exclusión, y pienso principalmente en el económico y, en el caso de las "minorías étnicas", el del estatus jurídico (= papeles). En este país han llegado muchas personas con un alto nivel de formación, a veces incluso más elevado que el de la media nacional, y que sin embargo se encuentran en una situación de precariedad socioeconómica grave. Ser inmigrante no es sinónimo de no tener estudios.
También deberíamos agregar a cuanto declaraba el autor que no sólo las mujeres de más de 45 años se encuentran en una situación de riesgo. En general, cuanto más avanzada sea la edad de una persona, más probabilidades hay que la revolución informática no la haya tocado. Como decía, el Punto Òmnia de Servei Solidari está frecuentado por muchos usuarios de más de 50 años, hombres y mujeres en igual proporción.
A continuación encontrarán el testimonio del señor Ramón T. G., jubilado de 75 años y frecuentador habitual del centro:
No tenia cap coneixement d’informàtica i gràcies els cursos i a la voluntat de venir a l’Aula Oberta dues tardes per setmana he aconseguit “dominar” l’ordinador, concretament els programes word, excel, powerpoint i internet. Actualment tinc un ordinador portàtil i disposo de connexió a internet a casa meva. Sé que puc comptar amb el professor per a qualsevol dubte informàtic o problema tècnic que tingui amb el meu propi ordinador.
L’assistència a Servei Solidari m’ha aportat moltes coses positives en aquesta etapa final de la meva vida. M’he posat al dia en noves tecnologies ara que estic jubilat, perquè quan van arribar els primers ordinadors, amb 50 anys i com a gerent de la meva empresa, aquests eren de la mida d’una rentadora i em vaig desentendre del seu funcionament, confiant el seu ús en els empleats. Ara que tinc temps per dedicar-m’hi i penso que tant de bo ho hagués fet abans. Però ja no penso perdre més el temps: ara tinc uns coneixements bàsics d’informàtica que em permetran assolir un nivell superior.
També cal dir que he guanyat una ocupació, o més aviat una distracció respecte els problemes quotidians de la vida. Ara tinc la oportunitat d’ampliar els meus coneixements, cercant a la xarxa informació del meu interès, i recopilant-la en word o powerpoint. Però a més també tinc la possibilitat de mantenir el contacte amb altres alumnes del curs, a través del correu electrònic. I és que amb l’assistència al curs d’informàtica i a l’Aula Oberta també he fet grans amistats, amb qui comparteixo experiències dins i fora de Servei Solidari, ja sigui en persona o a través de l’ordinador.”

1 comentario:

Trashermaster dijo...

La mejor diversión está llegando